lunes, 14 de enero de 2013

¿Lectura obligada?

Muchas veces nos encontramos, tanto en Educación Primaria como en Secundaria (quizás en Secundaria más pero según en qué centros en los últimos cursos de Primaria también), con que los alumnos tiene que leer un libro en concreto de manera obligatoria. Uno al trimestre puede llegar a ser. Y obligado. Sin posibilidad de elección. Veamos, imaginémonos que a nosotros nos hicieran eso, nos obligaran a leer un libro en concreto. Imaginémonos que ese libro en concreto no nos atrae nada, que sabemos que todos nos vamos a leer el mismo, que sabemos que es obligatorio leerse ese. Y si lo empiezo y no me gusta nada, ¿continúo aunque lo haga por obligación?
Uno de los derechos del lector que recogió Daniel Pennac en su libro Como una novela era el derecho a no terminar un libro. Nosotros, los adultos, hacemos uso de este derecho pero…¿y a los niños? ¿les dejamos libertad para escoger lo que leen? ¿les permitimos cambiar de libro si el que están leyendo les aburre o no lo comprenden? A mí me ha pasado con muy pocos libros la verdad, el que haya dejado de leerlos, pero también es porque he escogido adecuadamente. Y con aquellos “obligatorios” de la escuela (más bien del instituto en mi caso), sí que tengo peor recuerdo por eso, por el hecho de ser obligatorios, por saber que ibas a hacer un examen sobre ellos (¿estudiarte un libro?) o por tener que hacer un trabajo sobre ellos, trabajo en el que las respuestas, obviamente, tenían que ser del agrado del profesor, no podías opinar que el libro no te había gustado nada (o no lo hacías por si acaso).
Lo que quiero decir con todo esto es que si asociamos el leer con la obligatoriedad estamos perdidos. Basta con imponer un libro a todos los alumnos de la clase para que este pierda todo el interés que podría tener en un principio. Y basta también esto para que el alumno busque un resumen de éste, se lo pida al compañero, le pida a alguien que se lo cuente…en fin, hay muchas maneras de evitar leerse el libro en cuestión para el que, si había alguna posibilidad de que estuviera motivado, con el hecho de ponerlo como obligatorio se ha esfumado ésta.
Y la cuestión es que si miramos los Reales Decretos de enseñanzas mínimas de Primaria y Secundaria, en los que se establecen los objetivos y contenidos para estas etapas, y nos centramos en los relativos a la literatura, vemos que ésta está asociada en todo momento a la palabra placer. Encontramos expresiones como “utilizar la lectura como fuente de placer y de enriquecimiento personal” o ”aprecio del texto literario para el disfrute personal”. Además se resalta algo muy importante y es la capacidad de elección de temas en la literatura. Sí, porque si es el centro quien dice qué libros han de leer los alumnos, quizás se esté coartando su capacidad para decidir qué temas prefieren o qué títulos prefieren. Sí, es cierto que quizás si se permite esta elección se centrarían en libros del momento actual, best sellers, a través de los cuales no se pudiera hacer un análisis del contexto que rodea al libro, o no se pudiera trabajar determinado autor. Pero sí que se podría encontrar una fórmula intermedia, dejando decidir pero entre algunos libros determinados.
A este respecto, entre los contenidos de Primaria simplemente se habla de la lectura en función de los intereses de los alumnos (está claro, si queremos motivarles a leer tendrá que ser en función de lo que les interese, igual que lee un adulto), y también de comprensión de la relación entre un libro y su contexto histórico. En Secundaria sí que se concreta algo más lo que deben leer, hablando de los géneros literarios (narrativa, lírica, teatro) así como de los contextos, ya que en tercero de ESO uno de los contenidos es la lectura de un libro con un contexto entre la Edad Media y el siglo XVIII y en cuarto curso desde el siglo XIX hasta la actualidad.
 Pero no se habla de libros en concreto. Si he hecho este repaso por la legislación vigente (de momento) es porque no aparecen títulos concretos. Entonces, si solo aparece (y en Secundaria) la época literaria en la que debe enmarcarse el libro, ¿por qué en algunos centros escolares se obliga a leer un libro en concreto? ¿no sería mejor dar opciones, dar una lista de autores de esa época, o incluso de títulos? Esto daría aunque fuera una mínima posibilidad de elección a los alumnos, y les motivaría algo más. Esto sí que lo he vivido yo alguna vez y el hecho de escoger, aunque fuera de entre cinco libros, ya daba más emoción a la lectura que cuando te decían uno en concreto y no había otra opción.
Y creedme que he visto alumnos realmente desmotivados ante un libro, que no veían el tiempo de lectura como un tiempo de disfrute, sino como unos deberes más, dividiéndose el número de hojas entre los días que faltaban para empezar a hacer el trabajo sobre el dichoso libro.
El ver la lectura como algo obligado es algo que puede marcar a estos niños en el futuro. Puede hacer de ellos adultos que no quieran leer porque recuerden esta lectura como algo aburrido. Conozco adultos así. Es fácil cambiar esto. Si doy posibilidad de elección, esto conllevará una motivación para ellos, que ya elegirán algo acorde a sus intereses. Aunque sea una falsa elección, entre unos autores o entre unos libros, seguro que habrá  uno que les atraiga más que otro. Y una vez al curso siempre se puede hacer lectura libre, para conocer los intereses de los alumnos.
Y porque además cuanta más variedad mejor. Los trabajos que estos hagan sobre los libros (en el caso de Secundaria estos se encuentran como uno de los contenidos) podrá ser más plural si hay variedad de libros, y además, el hecho de analizar el libro es ya educativo, independientemente del libro de que se trate. O ¿es que hay libros que no aporten nada al alumno? El otro día alguien dijo de la lista que hice de libros para niños pequeños que esta era regular. ¿Pueden unos libros ser regulares o malos? Obviamente si presentan contravalores sí. Pero hasta de los libros con contravalores (pongamos por ejemplo los cuentos clásicos) se puede sacar partido si se reconducen estos, si hay un diálogo posterior.
Así que yo creo que siempre que se pueda dar la posibilidad de elegir en cuanto a literatura, se haga, y si queremos trabajar un género en concreto, se deje elegir entre obras de este género, al igual que una época concreta. Pero no asociemos nunca la lectura con la obligatoriedad, porque esto será negativo para los alumnos, para los futuros adultos lectores. Y si en alguna ocasión queremos trabajar un libro en concreto por algo muy importante, la animación lectora previa, la motivación hacia este libro, será indispensable para garantizar que todos lo leerán y no solo eso, sino que disfrutarán haciéndolo (actividades previas usando el misterio, actividades durante la lectura con grupos para debatir éste, actividades posteriores relacionándolo con aspectos de su vida o sus intereses…indagando un poco sobre animación lectora veremos que hay muchísimas ideas ingeniosas para ello). Y esto ocurre igual en el aprendizaje en general, se aprende por el interés que tengamos en algo, pero ese ya es otro tema del que hablaremos otro día…
NIÑO


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